¿Qué tengo yo?

 

 

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta cubierto de rocío

pasas las noches del invierno oscuras?

 

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí ¡ ¡Qué extraño desvarío,

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

 

Cuántas veces el Ángel me decía:

“Alma, asómate ahora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía”

 

¡Y cuánta, hermosura soberana,

“Mañana le abriremos” respondía,

para lo mismo responder mañana!

Soneto escrito por Lope de Vega

 

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